Aparentemente desde la lejanía los vestigios de Cástulo (Jaén) son solo un montón de restos, un poblado más en ruinas en nuestra Península. Pero este pequeño poblado no deja de sorprendernos, primero fueron restos iberos (pequeñas monedas, ajuares y algunas necrópolis), más tarde restos cartagineses (el león de la puerta por la que probablemente Aníbal entró a Hispania), a su vez restos romanos (increíbles mosaicos, termas…). Ahora le ha tocado el turno a los cristianos, una patena del S. IV en vidrio con la imagen de Cristo junto a los apóstoles Pedro y Pablo.
La patena, de 22 centímetros de diámetro y apenas cuatro centímetros de altura, está considerada ya como una de las manifestaciones de iconografía cristiana sobre este soporte más antiguas y mejor conservadas de la Península Ibérica.
La figura central es un Cristo en majestad, al más puro estilo alejandrino (imberbe y con el cabello rizado), flanqueado por dos apóstoles, probablemente Pedro y Pablo. La escena se desarrolla en el orbe celeste, enmarcado entre dos palmeras que son símbolo de la inmortalidad.
Un resto más que destaca la importancia artística de nuestra península y que subraya la calidad de estos vestigios que nos pueden deparar un poco más de luz a un pasado que no está totalmente esclarecido.
Pablo Edo
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