lunes, 8 de agosto de 2011

DURERO NUNCA FUE UN SANTO



En la película El Santo (Phillip Noyce, 1997) se produce una confusión evidente entre dos autores del Renacimiento alemán: Durero y Holbein. En el primer fotograma vemos cómo el protagonista (que adopta el nombre de diferentes santos a lo largo de la película) se fija en las imágenes que decoran la habitación de la chica y va a dar con el autorretrato de Durero (1500). En otra pared hay un dibujo realizado a partir de ese cuadro. El Santo decide asumir la imagen del retratado para seducir a la protagonista y verbaliza el nombre del representado: Tomás Moro. Se trata pues de un error de interpretación al confundirlo con el retrato que de Tomas Moro realizó Holbein. Hay que reconocer que era mucho menos atractivo. 
En la escena siguiente, vemos a Val Kilmer  caracterizado como el pintor alemán y consiguiendo su propósito.