Von Hausswolff se las ingenió para hacerse con un puñado de cenizas pertenecientes a las víctimas que murieron allí y se las llevó a su estudio de Estocolmo. Asegura que durante años fue incapaz de tocarlas porque "estaban demasiado impregnadas de las atrocidades que habían tenido lugar en Majdanek". Pero hace un par de años sintió la necesidad de liberar la "energía" que las cenizas contenían: "Recuerdos de almas, de gente torturada, atormentada y asesinada por otra gente en una de las guerras más despiadadas del siglo XX". Mezcló dichas cenizas con agua y pintura y de esta manera pasaron a formar parte de un cuadro que se expondrá desde el sábado en una galería de esa ciudad (Estocolmo).
Las autoridades polacas han calificado de "acto bárbaro" su idea, y los responsables del museo de Majdanek admiten que la intención de Von Hausswolff puede ser plantear "una provocación artística", pero lo único que merece es una condena verbal.
Abraham Foxman, líder de una organización judía de Nueva York que promueve la memoria del Holocausto, ha dicho que "el uso de restos humanos en el arte es irrespetuoso y ofensivo, y punto; pero lo que hace este hecho aún peor es que von Hausswolf está haciéndolo a expensas de las víctimas de Hitler".
En un programa de la televisión sueca, uno de los representantes de los supervivientes del Holocausto dijo que el cuadro le parece "repulsivo en extremo". Y añadió: "Quién sabe, puede que esas cenizas pertenezcan a algún pariente mío". Por su parte, el propietario de la galería que alberga la obra dice no tener "ningún problema moral" por mostrar esta obra en sus instalaciones.
A pesar de que la policía polaca dice estar dispuesta a abrir una investigación, por ahora no se ha presentado una denuncia formal, por lo que, al menos de momento, los planes para inaugurar la exposición siguen adelante.
Laura Aragonés
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