"El sueño de la razón produce monstruos", de Francisco de Goya es uno de sus más célebres grabados. Y Dalí, amante y retratista de lo onírico, no pudo más que rendirse a pintar, entre 1973 y 1977, sobre la obra de Goya sus propias pinceladas a veces obscenas, a veces irónicas, que pasaron desapercibidas en su carrera.
A muchos de ellos les dio color, les introdujo mucha fantasía y hasta les cambió los pies de página. Pero hubo uno que lo dejó igual, apenas le introdujo un poco de color: era el "El sueño de la razón produce monstruos".
Las obras de uno y otro pintor, se exponen en Manhattan en sencillo diálogo (arriba los originales de Goya y abajo las reinterpretaciones de Dalí) y estarán visibles hasta el 4 de abril.
La vigencia del Goya más caricaturesco y libre brilla por sí sola. Escenas macabras, con caras desencajadas de una España llena de miseria y superstición y perseguida por la Inquisición.
Lo que hace Dalí es una revalorización en términos del siglo XX, después de haber vivido dos guerras mundiales. Ironiza y a la vez respeta la idea de Goya.
Curiosamente, esta exposición se abre poco después de que se surgieran 20 años sin "Los Caprichos" de Goya en Nueva York. “Los caprichos" quedó patente el año pasado gracias a los coleccionistas estadounidenses que los recuperaron en una subasta.
Silvia Jarque
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