
Algunas de las
obras fueron, el dibujo de un condenado por la inquisición que cuelga
bocabajo, martirizado, dos siglos después de que Goya reflejase el horror de la
tortura. También destaco, lo llaman amor en
el que la zarpa de una bestia desgarra el pecho de una mujer, estampa de un día
en el que un hombre ha
matado de una cuchillada a su pareja en Tenerife. Otra obra fue la
de Saturno que no devora a sus hijos, sino salchicha. Por último, una pintura que trata sobre la tauromaquia,
en el que un torero se dispone a matar a una mosca gigante. Él critico que no
entendía como le han podido llamar goyesca a una corrida de toros (Ronda,
Málaga), además sin haber pedido permiso a Goya por ello.
El País.
Natalia Sánchez
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