En estas obras se muestran los resultados de las exploraciones y los nuevos descubrimientos que abrían a Europa a nuevas razas, nuevas culturas, nuevas rutas comerciales. Es una mezcla de la antropología y el arte de los siglos XV-XVI, pues en lo artístico se refleja la Historia, las costumbres, la cultura africana y su papel en la sociedad renacentista. Al investigar el origen de la producción, se llegó concluir en la influencia de la familia Medici de Florencia, en concreto a Giulia Medici, hija del duque Alessandro, al parecer, hijo de una sirvienta africana.
La exposición, organizada por Spicer, cuenta con obras de Durero, Rubens y Veronés, entre otros. Está formada por préstamos de importantes museos y colecciones privadas estadounidenses y europeas, como El Prado. Son obras no convencionales, pues no era habitual realizar obras de arte a los africanos, en su mayoría esclavos. La muestra está dividida en varias partes: una primera donde se exponen mapas e ilustraciones de África, una segunda donde son las pinturas religiosas las protagonistas, empleando la raza africana como símbolo de la universalidad del cristianismo y, una última parte que la configuran retratos individuales de esclavos, comerciantes, miembros del tribunal y hasta santos.
Estas obras supusieron importantes cambios en la pintura Renacentista, como la introducción del rey Baltasar en las pinturas religiosas. Hoy en día son un reflejo de los estereotipos de la época que, continúa siendo a día de hoy un asunto muy polémico en Estados Unidos: la diferencia racial.
Se prevé que la exposición continúe de gira por territorio estadounidense hasta junio.
Rosa Gasque Rubio
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