lunes, 23 de septiembre de 2019

La naturaleza enmarañada de Ricardo Cárdenas

El artista colombiano presenta sus nidos, nubes y manglares en el Hay Festival de Segovia.
Las estructuras enmarañadas de Ricardo Cárdenas, artista procedente de Medellín evocan una naturaleza cada día más asediada. Nubes, lluvias, nidos, bosques, manglares y humedales son una presencia recurrente en la obra del artista colombiano, uno de los protagonistas del Hay Festival de Segovia que comenzó el pasado jueves. En sus obras muestra el efecto de esos volúmenes, compuestos a partir de líneas, invita a reflexionar sobre la fragilidad del mundo contemporáneo, que es el lema que atraviesa el encuentro de literatura e ideas en su versión española. Desde su primera exposición individual en 2005, Cárdenas ha exhibido en La Habana, Miami, Río de Janeiro, Lima y Buenos Aires. Tiene una serie de obras (Nido, Bosque aéreo y Manglar) que dominan espacios públicos de su ciudad Ricardo ingeniero civil, con una maestría en Ingeniería de Manufacturas de la Universidad de Massachusetts, se resistió durante muchos años a entregarse de
tiempo completo al dibujo y la escultura a pesar de que estudió bellas artes desde niño –con una fascinación temprana por los impresionistas–. Siempre se sintió atraído por el paisaje. Mientras estudiaba ingeniería, le interesaban sus estructuras, formas y geometrías. Y más recientemente le despierta una profunda preocupación lo que está ocurriendo, la crisis climática y la perdida acelerada de bosques. Se siente llamado a crear consciencia. “Que la gente no pase por encima de la naturaleza, que entienda su fragilidad y que se puede regenerar también”.
Desde una convención a la que asistió está muy concienciado con la amenaza que la deforestación en reservas verdes, desde entonces se propuso poner su arte al servicio de esa causa.
En España, varias piezas de su exposición Esculturas en Libertad están dedicadas a las huellas de la deforestación, a denunciar esos parches de selva arrasada, y las titula con coordenadas de lugares donde el verdor ha sido devorado en la Amazonia colombiana.
Se complementan con su intervención en el centro histórico de la ciudad, donde se posa una de sus nubes como símbolo de que todos estamos interconectados a través de la atmósfera.
Sus nidos –que suelen estar construidos como una suerte de madeja de tubos, láminas o hilos metálicos– son una metáfora de cómo a partir de elementos frágiles y vulnerables se puede crear una estructura social fuerte. También sus manglares, estructuras a las que atribuye una “vibración visual” que encontró irresistible. Con sus nubes, busca que el dibujo se transforme en volumen y el volumen, gracias a las sombras, regrese al dibujo.
En conclusión es un artista que combina el dibujo con la ingeniería que ha estudiado y la naturaleza. Cárdenas transforma una cosa en otra, de modo que lo que por naturaleza es rígido adquiere milagrosamente movimiento, lo que es pesado da una milagrosa impresión de levedad, y lo que es áspero al tacto, lo que hiere y puya, adquiere la textura del algodón y provoca la caricia”. Arte con el propósito de crear consciencia ambiental.
Claudia Aragón Periódico El País.

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