miércoles, 6 de noviembre de 2019

Viaje a la generación de ‘rock stars’ del arte de los ochenta

Querían acabar con la diapositiva en blanco y negro de la España atrasada y marginal. Así que deciden recurrir al arte contemporáneo para
introducirse en los grandes espacios internacionales. Javier Solana, Ministro de Cultura entre 1982 y 1988, tenía muy claro que con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986 era una oportunidad única para presentar a los nuevos creadores. 1990, en Madrid el Museo Nacional Reina Sofía abriría sus puertas. Hubo entonces cinco artistas que, a modo de rock stars, pasearon su obra por todos los escenarios posibles. Fueron Miquel Barceló, Ferran García Sevilla, José Manuel Broto, José María Sicilia y Miguel Ángel Campano, legaron inmediatamente después otros artistas españoles como Juan Muñoz, Cristina Iglesias, Susana Solano o Juan Uslé, aunque las crónicas de la época se centran en el quinteto capitaneado por
Barceló. Carmen Giménez trajo su experiencia como comisaria independiente y colaboradora del Comité Conjunto Hispano-Norteamericano para la Cooperación Cultural y organizó la exposición,  Contemporary Spanish Prints, que estuvo durante dos años y medio en ocho museos y universidades de los Estados Unidos y allí había obras de varios artistas.
Asegura que ella no escogía a los artistas participantes en las numerosas exposiciones que se celebraban en el extranjero. Todos eran muy jóvenes (en torno a los 30 años), la pintura era su medio de expresión y practicaban un informalismo próximo a lo que se podía contemplar en las galerías de
Nueva York, Londres o París. Nada que ver con las generaciones inmediatamente anteriores. Todos siguieron viviendo de su trabajo y, con mayor o menor fortuna, han seguido apareciendo en diferentes exposiciones.
Nerea Atienza

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