martes, 26 de noviembre de 2019

Con el cáliz hasta la tumba

El hallazgo de un individuo del siglo XIV enterrado junto a su ‘santo grial’ es uno de los hallazgos más destacados de la arqueología catalana en 2019.
Hace unos días, en Cataluña el protagonista fue un pequeño cáliz de plata con baño de oro en alguna de sus partes y decorado con pequeñas piedras de pasta vítrea.
Las características de la pieza, de 21 centímetros de alto, 12 de diámetro y 350 gramos de peso, remiten a un elemento del ajuar litúrgico de tradición gótica del siglo XIV y se puede encontrar todavía en algunas iglesias como objeto de culto.
Lo extraño es que este objeto se ha localizado, no sobre un altar o en un rincón de una iglesia
perdida, sino junto a un muerto, en la necrópolis situada alrededor de la iglesia de Santa María de Besora (Osona). En concreto sobre el brazo izquierdo de un individuo del que, solo se sabe que era un hombre que se enterró envuelto en un paño de lino.
El cáliz estaba dentro de una caja de madera de la que solo han sobrevivido los clavos de hierro.
El arqueólogo que recuperó este santo grial explica que no tienen ningún indicio de quién era el individuo, quizá un clérigo o el mismo rector de la parroquia que decidió enterrarse con su cáliz, con el que había oficiado durante su vida, o que se trate de un ladrón que se llevó al más
allá su último hurto. No hay ningún rastro que indique que se trata de una cosa o de otra; ni botonaduras, ni hebillas, nada de nada. Hay que esperar al resultado de los análisis de
laboratorio y si se pueden llegar a saber las causas de la muerte del individuo para poder saber más.
Otros de los numerosos objetos artísticos que se han recuperado en el último año en Cataluña son: una lucerna romana del siglo II con forma de gladiador localizado en el área residencial de La Estrella, de Badalona, en el que se han excavado enormes cavidades en las que se encajaron recipientes cerámicos (dolias) para fermentar vino. Y otro de los avances importantes que se anunció fue la localización de las estructuras portuarias de la colonia griega de Empúries (Alt Empordà) que hasta ahora se había resistido a aparecer.
Lucía Garcés

El Roto entra en el Prado de la mano de Goya


Andrés Rábago, conocido como El Roto, ha expuesto 300 obras como homenaje a Goya, llamado “solo la voluntad me sobra”, en el claustro de los Jerónimos del Museo del Prado. Lo que ha querido utilizar son los elementos iconográficos de Goya y pretendió reflejar temas de la actualidad junto con temas que Goya trato. Según el viñetista, una mañana estuvo tomando apuntes de obras satíricas pero le resultaba que iba a quedar heterogéneo, hasta que llego a Goya. Además, con motivo de esta exposición, la editorial Reservoir Books y El Prado han editado un libro que suma 15 dibujos más y dos textos del autor y del comisario de la muestra, José Manuel Matilla.

Algunas de las obras fueron, el dibujo de un condenado por la inquisición que cuelga bocabajo, martirizado, dos siglos después de que Goya reflejase el horror de la tortura. También destaco, lo llaman amor en el que la zarpa de una bestia desgarra el pecho de una mujer, estampa de un día en el que un hombre ha matado de una cuchillada a su pareja en Tenerife. Otra obra fue la de Saturno que no devora a sus hijos, sino salchicha. Por último, una pintura que trata sobre la tauromaquia, en el que un torero se dispone a matar a una mosca gigante. Él critico que no entendía como le han podido llamar goyesca a una corrida de toros (Ronda, Málaga), además sin haber pedido permiso a Goya por ello.
El País. Natalia Sánchez

miércoles, 20 de noviembre de 2019

25 N

martes, 12 de noviembre de 2019

El monumento romano que era visigodo

Resultado de imagen de acueducto milagrosEl mito de que el acueducto de Los Milagros, en Mérida, es de  construcción romana se tambalea. Si hasta ahora se creía que esta edificación monumental había sido levantada en el siglo I d. C., las recientes pruebas de termoluminiscencia realizadas por la Universidad Autónoma de Madrid retrasan su fábrica, por lo menos, al siglo IV, rozando el inicio de la Edad
Media.
Este acueducto de 830 metros de longitud y una altura de 25 metros en su parte más elevada siempre ha sido considerado el paradigma de lo que se supone que es una construcción romana. Pero dos análisis de laboratorio realizados en España y Alemania lo ponen en duda ya que arrojan la fecha de construcción en torno al año 560, ya en plena época visigoda. Según estos resultados, la edificación tendría su origen en una de las frecuentes guerras civiles visigodas.
El ingeniero de Caminos Manuel Durán Fuentes, cree que la arquería de Mérida “presenta fábricas de época tardía por algunos detalles constructivos”. Y lo explica: “Por ejemplo, el empleo de ripiado [pequeñas piedras entre los sillares para nivelar el acueducto] se corresponde más a épocas tardoantiguas y altomedievales que a romanas”.
Durán, que ha estudiado la práctica totalidad de los puentes romanos de Hispania, cuestiona también otras dataciones en la Península. Expone como ejemplo el puente de Villa del Río. “Su
fábrica no es romana tampoco, aunque sí la cimentación”.
María Escuin

domingo, 10 de noviembre de 2019

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Viaje a la generación de ‘rock stars’ del arte de los ochenta

Querían acabar con la diapositiva en blanco y negro de la España atrasada y marginal. Así que deciden recurrir al arte contemporáneo para
introducirse en los grandes espacios internacionales. Javier Solana, Ministro de Cultura entre 1982 y 1988, tenía muy claro que con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea en 1986 era una oportunidad única para presentar a los nuevos creadores. 1990, en Madrid el Museo Nacional Reina Sofía abriría sus puertas. Hubo entonces cinco artistas que, a modo de rock stars, pasearon su obra por todos los escenarios posibles. Fueron Miquel Barceló, Ferran García Sevilla, José Manuel Broto, José María Sicilia y Miguel Ángel Campano, legaron inmediatamente después otros artistas españoles como Juan Muñoz, Cristina Iglesias, Susana Solano o Juan Uslé, aunque las crónicas de la época se centran en el quinteto capitaneado por
Barceló. Carmen Giménez trajo su experiencia como comisaria independiente y colaboradora del Comité Conjunto Hispano-Norteamericano para la Cooperación Cultural y organizó la exposición,  Contemporary Spanish Prints, que estuvo durante dos años y medio en ocho museos y universidades de los Estados Unidos y allí había obras de varios artistas.
Asegura que ella no escogía a los artistas participantes en las numerosas exposiciones que se celebraban en el extranjero. Todos eran muy jóvenes (en torno a los 30 años), la pintura era su medio de expresión y practicaban un informalismo próximo a lo que se podía contemplar en las galerías de
Nueva York, Londres o París. Nada que ver con las generaciones inmediatamente anteriores. Todos siguieron viviendo de su trabajo y, con mayor o menor fortuna, han seguido apareciendo en diferentes exposiciones.
Nerea Atienza