miércoles, 9 de mayo de 2018

ARTres porque el arte también es una cuestión de mujeres

ARTres-”El museo como debe ser”. Se trata de una exposición que pretende ser una llamada de atención sobre la cuestión del género en el arte, su intención es realizar de manera forzada una exposición en la que la mujer sea la protagonista, no
como objeto del arte, sino como artista siendo así un reflejo contrario a las exposiciones realizadas comúnmente en los museos en la que las exposiciones cuentan con obras de más hombres que de mujeres, esta exposición pretende lo contrario, mostrar obras de 30 mujeres y 4 hombres reivindicando así que tanto hombre como mujeres siguen los mismos caminos para expresar sus emociones con el arte.
Así pues la exposición se articula en torno a dos ideas clave:
-El arte, de una época o de otra, de un género o de otro, se interesa por las mismas cuestiones.
- Las mujeres, como colectivo, están conquistando espacios sociales que le habían sido negados, y el arte no es una excepción. El montaje de las obras que integran ARTes se organiza en tres líneas de discurso: la introspección (la persona y sus interioridades), la inspección (el mundo, el paisaje, las políticas, el conflicto) y el arte mismo (la creatividad, la estética).
Andrea Roche

El amigo que retrató a Picasso en la bañera

El museo dedicado al pintor en Buitrago de Lozoya expone entre el 10 de mayo y el 22 de julio 60 fotografías del reportero David Douglas Duncan.
La primera vez que la mirada de Pablo Picasso se cruzó con la del fotógrafo y reportero estadounidense David Douglas Duncan, era el año 1956. Le abrió la puerta Jacqueline, segunda esposa de Picasso, quien le condujo de la mano hasta el segundo piso, donde el pintor tomaba plácidamente un baño. “Le dije que si le podía hacer una fotografía y me dijo
que sí. Esa fue la primera vez”. Y así nació una amistad de 20 años recopilando 25.000 fotografías, muchas obtenidas en la
intimidad, que han aportado una perspectiva singular sobre la vida, la personalidad y el
proceso creativo de uno de los genios de la pintura universal. Cuando en 2011 le preguntaron a Duncan el porqué de aquella familiaridad con Picasso, el fotógrafo dijo: “Nos caímos bien. Así de sencillo”. No hizo falta nada más, incluso ante la evidente dificultad de comunicación oral entre dos personas que desconocían la lengua del otro.
163 de aquellas imágenes fueron donadas por el propio David Douglas Duncan al Museo Picasso de Barcelona hace cinco años. A partir del próximo 10 de mayo, y hasta el 22 de julio, 60 piezas de ese lote se expondrán temporalmente en la sede de la Colección Eugenio Arias en Buitrago de Lozoya bajo el título Picasso por Duncan. La mirada cómplice.
Paloma Montón

lunes, 7 de mayo de 2018

BRANCUSI Y LA IMAGEN

De origen rumano, parisino de adopción y nacionalizado francés al final de su vida, Constantin
Brancusi (1876, Hobita – 1957, París) destaca como uno de los artistas más singulares de su
generación. El Centre Pompidou Málaga le dedica ahora una exposición del 20 de marzo al 24
de junio de 2018 que muestra la diversidad de su obra a través de la selección de un centenar

de fotografías, negativos y grabaciones, así como algunas esculturas y dibujos.

A pesar de trabajar solo, sin asistente, Brancusi no se encuentra aislado de los creadores de su
época: cuando se muda a París en 1907 se hace íntimo amigo de personalidades de la talla de
Erik Satie, Marcel Duchamp, Tristan Tzara o del fotógrafo Edward Steichen, además de
frecuentar de manera regular a las bailarinas Lizica Codrano o Florence Meyer.
Sensible a las artes no occidentales, así como a las tradicionales rumanas, el artista ha ido

combinando sin cesar algunas de estas referencias con la expresión más moderna de la

escultura. La obra completa de Brancusi, repleta de estas confluencias, sorprende por su
aparente simplicidad, y es ahí donde reside el misterio, el genio y la modernidad de este artista
artesano.
Ya en 1914 dice no estar satisfecho con las reproducciones fotográficas de sus obras, por lo
que decide ser él mismo quien tome sus propias imágenes. En los años 20, Man Ray le ayuda a
instalar una cámara fotográfica en su taller y a perfeccionar sus métodos de revelado,
iniciándolo también en la técnica de la filmación. Cámara en mano, Brancusi juega con las luces
y sombras que emergen al impactar la luz en las superficies de sus obras. Moviéndose alrededor de las esculturas, graba todos sus ángulos, para inmortalizar los “grupos móviles”, esas efímeras configuraciones de esculturas y pedestales en el taller. De cada negativo realiza al menos dos revelados –a veces hasta una veintena– con diferentes tamaños o encuadres. Muchas de sus fotografías en realidad son fotogramas que obtiene a partir de la película expuesta. En Brancusi, la imagen fotográfica o fílmica refuerza el profundo anclaje de la escultura en esta realidad y en esta materialidad que el autor defenderá siempre.
La presentación de las obras de esta exposición, todas ellas pertenecientes a la colección del Pompidou, se ha dividido en cinco partes: la figura de Brancusi, su taller, el diálogo entre la forma en bruto y la forma lisa, lo orgánico y finalmente un homenaje a La columna sin fin.
Cristian Casian

miércoles, 2 de mayo de 2018

MIRAR COMO BRANCUSI